Por Santi Grandi.
Teníamos bien claro que la única manera de salir del bache era siguiendo. Continuando con nuestras incansables experiencias de todos los sábados, que en poco más de 2 semanas contarán 8 años. Y precisamente la nuestra era de las peores rachas de la historia. Se puede intuir por qué. Estar 15 partidos sin conocer la victoria habla por sí solo.
Pero seguimos, sin retroceder ni vencernos, y aquí estamos celebrando la victoria del sábado. Trabajada, bien elaborada, sostenida en la experiencia, que claramente jugó de nuestro lado. Supimos mantener la pelota en nuestro poder en grandes periodos de tiempo y eso nos favorece siempre, ya que somos la clase de equipo que sólo con ella en los pies se siente cómodo. Hemos intentado jugar de otra forma, pero no hay caso. Somos así, nos identificamos con esa postura y reconocemos decididamente nuestras aptitudes y preferencias.
Me gustó mucho el partido de Izu por la izquierda y el de Pato en el medio. Los dos tuvieron una destacadísima actuación en lo personal, pero más que nada en lo grupal, comprendiento los momentos justos para hacer la pausa y simplificar el juego. En el caso particular de Pato, sirvió mucho su tarea en la siempre complicada mitad de cancha ya que yo no me sentí del todo cómodo. Fue él el que distribuyó y tapó agujeros, dando una clase de lo que significa relevar en este deporte. Es un placer compartir ese sector del campo con semejante sujeto.
La vuelta de Kiky es un motivo de celebración para todos. Hacía rato que veníamos esperando el retorno de su empuje y entusiasmo, y no tendría sentido negar que se sintió mucho su ausencia, sobre todo en el ataque. Todos en nuestros puestos carecemos de muchas cosas, pero tendemos a suplantarlas con actitud. Esa que el Polaco derrocha día a día -de allí que se siente cuando falta, como el sábado- y esa misma que Kiky posee en cantidades interesantísimas. Cuando él juega como el sábado pasado, aportando en todos los aspectos del juego, tenemos muchas más posibilidades de ganar que de perder.
Los dos goles de Mauri confirman que siempre vivirá en él el goleador histórico del conjunto. En el primero, estaba en el lugar donde tenia que estar para aprovechar la fenomenal avivada de kiky, y simplemente empujarla a la red. Pero en el segundo, en una jugada que recuerdo que comienza conmigo tirado en el césped visualizando todo desde allí tras abrir con Tuti, Mau simplemente se dedicó a sacar a relucir toda su conocida categoría, y así de paso honrar el pase a lo Verón que nuestra Dani Alves le colocó en el botín.
Para terminar quedará el recuerdo gracioso de los tres arqueros diferentes en un sólo partido. Yo no tuve demasidas exigencias en mis obligatorios 12 minutos -en la única que embolsé, casi me quiebro-, pero hay que destacar el segmento de Mauri (qué notable, ¿no?, atajar y meter dos goles en un mismo partido) y el del Ciego, quien a la old school defendió los tres palos en remera manga cortas y sin guantes. Un ejemplo que nos regaló nuestro Al Pacino (el parecido que más le gustó).